CINE YORK

 


Cultura presente 

La tarde invernal no impidió que las luces del CINE YORK se prendieran. Aún iluminaba la luz del día, más eso no evito que brille aquel cartel sobre la calle Alberdi.

Inaugurado por un grupo de vecinos, el cine trae consigo una larga historia cultural y por ello es parte del patrimonio municipal. Al entrar el espacio parece hacerte viajar al pasado desde su entrada con una cartelera clásica, y a sus lados los posters de viejas películas, en la recepción el piano antiguo, y hasta los telones rojos que te reciben.

“Historias mínimas” era la selección de ese día. Para nuestra sorpresa, antes de que comience la función tuvimos el privilegio de contar con la presencia del director, Carlos Sorín, unánime fue el aplauso hacia su persona. Nos contó como la idea de la película surgió a partir de la realización de una publicidad telefónica, la cual mostraba al pueblo alterado por la llegada del teléfono, sin la utilización de actores. “¿Porque no hacer una película con la gente real, con no actores?” relataba como se había preguntado en aquél entonces “Historias mínimas está hecha prácticamente sin actores…es gente tal cual como se ve en la película”.

Eso es algo que se destaca a lo largo de los minutos. Tal como dice el título de la película, nos relatan diferentes historias, del día a día, cotidianas…que podes vivir vos, yo, o la persona que estaba sentada al lado mío. El mate en el recorrido es infaltable y ni hablemos de nuestra comida, porque es nuestra. Acostumbrados a producciones extranjeras con café, cheese burger, tocino, el impacto de nuestra comida es otro. El olor del vacío al horno con papas, el ruido del paquete de galletitas, saborear el azúcar de las palmeritas, todos sentidos que podemos distinguir, que nos llaman la atención, porque los reconocemos.

El aplauso volvió a ser unánime al terminar la función. Al salir de allí ya era de noche, hacía frío y lloviznaba, aún así nos encontramos con una larga fila a la espera de la próxima función. En el camino de regreso reflexionaba sobre el cine lleno, la fila de gente y los aplausos al final. Como más allá de la globalización seguimos buscando lo nuestro. Nos reíamos al unísono, saboreábamos la comida, comprendíamos al otro y nos identificábamos, es tal vez aquello lo que alimenta nuestra cultura.

“Sin nuestra historia, no tenemos libertad, no tenemos soberanía…”expresó el presentador al principio de este recorrido y que significativo fue al terminarlo.


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